¿Y, qué es la inclusión?
Creo que muchas de las personas que vivimos en contacto con esta palabra tenemos distintos conceptos de la misma. Probablemente, lo que para mí sea bastante inclusivo para otros no lo sea.
Tengo varios puntos sobre este tema:
- Que la inclusión la hacemos nosotros:
Y con esto me refiero a que depende, en una gran parte, de las personas con discapacidad en cuestión. Una vez escuché una frase que, textualmente, decía: «Si quieres inclusión, inclúyete tú primero.» Las personas no conocen del tema. Un ciudadano que nunca ha conocido personas con discapacidad, no va a tener ni idea de hasta dónde nos puede ayudar, y más porque este aspecto es de cada quién. Hay quien puede hacer más cosas solo que otros, hay quien necesita ayuda incluso para las cositas más pequeñas y, esto puede deberse a distintas circunstancias. Algunas se deben a la propia discapacidad, como por ejemplo, no necesita la misma ayuda alguien que no puede mover nada de nada a alguien que ocupa muletas para trasladarse.
Ser persona con discapacidad es un rollo, pero una de las tareas más importantes que tenemos, si es que queremos integrarnos al mundo real y no a una burbujita, es adquirir un montón de confianza. ¿Para qué? Para poder hablar. Para poder expresar lo que necesitamos, cómo nos pueden ayudar y cómo incluirnos nosotros mismos. Es simple y sencillamente nuestro deber, es tan simple como que si quieres el derecho a tener una vida normal, eres tú quien tiene qué incluirse.
Somos minoría, señores. Eso nos tiene qué quedar claro. Y que yo sepa, el mundo no se concientiza por sí solo. Y sí, hay personas más abiertas que otras, hay gente que conoce más que otros, pero esto de ayudarnos, incluirnos y todas esas cosas, no puede ser tarea de los demás si ni si quiera conocen del tema, nuestras necesidades o a nosotros. Como muestra, gente que piensa que todas las personas con discapacidad visual vemos lo mismo.
- Que hay qué generar un cambio de mentalidad:
Anteriormente, si en una familia había una persona con discapacidad, se le escondía. Se le ocultaba y se le menospreciaba, mirándole como una carga porque «Quién sabe qué pueda decir el vecino.» Hoy, estamos en una era que nos está bombardeando de información, de oportunidades y de muchos trampolines para crecer. La red es maravillosa. A través de ella, podemos buscar muchas de las soluciones para la educación, para la vida diaria y para el aprendizaje. Esto, ha hecho que vayamos adquiriendo más conocimientos, más confianza y busquemos más oportunidades de crecimiento. Por tanto, las personas con discapacidad ya no somos un tabú. Somos estudiantes, profesionistas y trabajadores del día a día. ¡Sigamos así! ¡Así concientizamos más rápido y mejor!
3. De cómo generamos esta inclusión:
Con tristeza, he visto cómo mucha gente, de todo tipo, hace lo que quiere con este concepto y lo utilizan para fines distintos, pero que van muy lejos del que se supone que estamos buscando. Y sí, estoy hablando de hacerse el pobrecito y recibir, recibir y recibir con el simple fundamento de «Es que tengo una discapacidad y por eso tú que no la tienes me tienes qué dar todo a mí.» No, no se trata de esclavizar… y no hablo sólo de esclavizar a las personas, si no también de que no hay qué esclavizar al gobierno, a las instituciones y a las personas. No, señores. Hay derechos, sí, pero también hay deberes. Y sí, está bien genial tener despensa gratis, transporte gratis, aplicaciones gratis, educación gratis… yo qué sé. Pero, ¿No es mejor ganárnoslo nosotros? Porque, eso de que me lo den porque tengo discapacidad y no puedo obtenerlo por mis propios medios… al menos a mí, no me va.
Y bueno, quiero concluir con esto diciendo que, al menos en mi opinión, falta mucho para la tan anhelada inclusión, pero bastantito de esto es porque hay gente que no la busca, gente que prefiere quedarse en su zona de confort. De hecho, les comparto algo que me sorprende mucho: ¡He sabido de gente sin discapacidad que es mucho más inclusiva que gente que sí la tiene!
Lo importante aquí es que necesitamos que exista un cambio de paradigmas. Habrá gente que quiera sumarse, habrá quien quiera que las cosas se queden como están. A la persona con discapacidad, se le ha pintado por años como a un ser que no puede valerse por sí mismo y se han generado modelos asistencialistas para su integración durante siglos. El trabajo será arduo, pero de que se puede generar un cambio, se puede.