El papel del Braille
Es innegable que, cada día, la tecnología va tomando un papel más y más importante en las vidas de todas las personas. Y es que… la encontramos en todas partes, haciendo de esta incluso algo indispensable para vivir, ocupándose de aspectos que van desde nuestra socialización, hasta cotidianidades como la compra de lo necesario para la casa, sobre todo en estos tiempos de pandemia. Por ello, no ha sido algo que pase desapercibido el hecho de que se nos introduce a cada vez más temprana edad y esto incluye también a las personas con discapacidad visual.
Recuerdo que cuando recién entraba en la adolescencia, no se acostumbraba a enseñar computación con lectores de pantalla a niños, era un tema que se veía ya cuando se estaba en educación superior. De hecho, yo aprendí, formalmente, a utilizar una computadora a mis 11 años y eso porque era parte de un programa piloto en la fundación donde asistía; Habían seleccionado a 4 preadolescentes de entre 10 y 13 años para ese grupo y así, observar cómo respondían al curso y si valía la pena enseñar a personas de estas edades a manejarse con la tecnología o bien, esperar y enseñarles ya cuando fueran más mayores. En este caso, el grupo donde yo estaba fue todo un éxito, así que a partir de ahí, comenzaron a ofrecer los cursos de computación a las personas a partir de quinto grado de primaria, al menos donde yo vivo. Sin embargo, sé que hay lugares donde estos temas cada vez se van tocando con personas de menos edad. ¡Y está bien, es perfecto estar al día con la tecnología! El problema es que poco a poco, así como se ha desplazado la escritura a lápiz, también le sucede esto al Braille. De hecho, hay quienes dicen que el Braille está en peligro de extinción y quien propone que incluso ya no debería ser enseñado. Conozco muchas personas, sobre todo gente que perdió la vista después de tener una vida viendo perfectamente, que directamente no saben usarlo.
Estudios realizados por la federación nacional de ciegos de los Estados Unidos, reveló que menos del 10% de las personas ciegas sabían Braille o lo estaban aprendiendo. Estos fueron realizados en el 2009 y ya desde ese entonces, se decía que esto era porque en las escuelas se daba más énfasis a la tecnología o, en el caso de quienes tienen baja visión, consideraban como último recurso este método de comunicación. Asimismo, se le considera muy difícil u obsoleto. No obstante, la American printing house asoció el aprendizaje del braille en la infancia con personas con un mayor nivel de independencia, grado de estudios e incluso un mejor trabajo. Imaginemos el panorama en América latina o en otras partes del mundo, como África, por ejemplo. ¿Qué tanto acceso a la información se podría brindar?
Lo que sí es claro, es que al dejar de lado el Braille, la persona ciega queda en el analfabetismo. Sí, perfecto si al aprenderlo solamente se usa para etiquetar productos o leer indicaciones cortas, per lo importante es eso, saberlo leer y escribir, sobre todo si la discapacidad visual viene desde una temprana edad. El braille, así como la escritura a lápiz, da habilidades de motricidad fina, sensibilidad al tacto y ayuda a la estructuración cerebral. No solo eso, sino que también hace que la persona sea más consciente de su ortografía y sintaxis. Así, a la hora de utilizar la tecnología, al menos podrá escribir y comunicarse con mayor calidad.
Por mucho que tengamos herramientas como lectores de pantalla o teléfonos inteligentes con reconocimiento de voz para incluso, evitar el tecleo, nada puede reemplazar al hecho de saber usar el Braille. Así, se activa el cerebro, se estimula el tacto y se trabaja con la memoria para un mejor desempeño. De igual forma, la comprensión lectora ayuda a tener una mejor comunicación y un mejor conocimiento del lenguaje.
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